lunes, 25 de octubre de 2010

Capitulo 42



Mario besa a su esposa en la mejilla con mucho cariño:
--Dios aprieta pero no ahoga, estoy seguro que aunque nos mandó la enfermedad también nos puso en el camino la forma de salvar a nuestra hija.
--Tal vez esto era necesario para que tú te reconciliaras con tu hermano...
--a lo mejor sí que detrás de esto hay algo más grande aunque hubiera preferido que no fuera necesario.
Aunque no se atreve a decirlo, Mario también piensa que la enfermedad de su hija servirá para una reconciliación con su esposa pero el precio es demasiado alto.


Al cabo de un rato y a la espera de los resultados de la prueba de compatibilidad, Mario despida a su hermano.
--muchas gracias por todo... te juro que nunca voy a olvidar esto que has hecho por mi.
--No he hecho nada, ojala mi sangre sirva... Nada me haría más feliz que darle parte de mi vida a tu hija...
--ojala... puedas ayudarla...
Mario le pone la mano en los hombros, lo mira con cariño:
--pero que sepas que aunque no seas compatible con mi hija eres mi hermano... No quiero que nos sigamos odiando...
--¿puedo venir a verla...?
Pese a su dolor y a su preocupación, Mario trata con dulzura a su hermano.
--si, ven cuando quieras, hermano.
se abrazan. Después de admirarlo durante años, de desear fervientemente conocerlo Jose no puede creer que ese torero que fue su amor platónico desde niño sea su hermano y que lo esté abrazando, que lo esté tratando con cariño.
--te puedo pedir un favor? --Mario .
--si claro...
--no le digas nada a nadie esto... no quiero que toda la prensa sepa lo que pasa...
--si claro... ¿avisarás a Álex tú?
--No, si no es necesario no le quiero estropear la luna de miel. Además esto desataría todas las alarmas.
Mario despide a su hermano que se va con un sabor agridulce. Por un lado está feliz de reencontrarse con su hermano y por otro lado le duele la situación. Mario regresa con su hija. Rosaura está destrozada y tiene que hacer un gran esfuerzo por no llorar. Mario la abraza:
--todo va a salir bien... tranquila...
Rosaura mira a su amado con los ojos llenos de sangre:
--¿y si tu hermano no es compatible?
Aunque él tiene tanto miedo como ella, Mario trata de animarla:
--todo va a salir bien, si no es Jose será otro pero nuestra hija se salva...
Mario y Rosaura se abrazan más unidos que nunca.

Por su lado, Mariano y Álex están desnudos y abrazados en la cama rebosantes de placer y agotados de lo mucho que han gozado. Se miran y aún se retuercen del gusto. Vibran por una simple palabra. Mariano apoya la cabeza en el pecho de su atractivo marido.
--es un sueño... es un sueño que yo esté aquí contigo, que seas mi marido, que pueda amarte...
Álex sonríe y acaricia los cabellos a su guapísimo y amado esposo.
--claro que es verdad, eres mi esposo... mi esposo...
Los dos están muy felices. Mariano lo besa en el pecho:
--no puedo creer que estemos así... después de todos lo que nos dijimos...
Álex es muy dulce.
--no hables de eso.
Mariano se aferra a Álex:
--te juro que a pesar de todo sólo te amé a ti... mi cuerpo sólo te reconoció a ti, sólo contigo hice el amor... El resto...
Álex lo mira. Lo calla con un beso.
--no me hables de tu pasado
--¿nunca me lo perdonaras? --pregunta Mariano triste.
Álex sonríe.
--ya olvide. Por eso no quiero que me lo recuerdes.
Ambos se sonríe y se besan.


Algunos horas después, Jose llega al hospital a toda prisa. Se acerca a su hermano.
--¿pasó algo?
Mario lo abraza nervioso:
--¡¡ya tenemos los resultados de tu prueba de compatibilidad con mi hija¡
Los dos hermanos están muy ansiosos. Mario y Jose están frente a frente, el segundo a la expectativa de si es compatible con su pequeña sobrina. Muy ansioso Jose le pregunta:
--¡¿y bien?¿vale mi médula?
Mario abraza a su hermano:
--¡¡sí, sí que vale¡¡
Jose mira a su hermano con el rostro desencajado. No puede creer que vaya a ser él quien devuelva la vida a la hija de su hermano.
--¿es cierto?
Mario pone sus manos en las mejillas de su hermano que está pálido:
--el médico quiere que la intervención sea mañana...
--¿mañana?
Jose está muy sorprendido, casi en shock. Mario lo mira con cariño aunque temeroso:
--no te quiero presionar. Si no estás seguro... puedo buscar otro donante...
Jose sonríe:
--¡¡No... no¡ ¡¡si me parece maravilloso, es que no me esperaba poder ser tan útil... ¡¡va a vivir, tu hija va a vivir¡
Mario se muestra muy afectuoso con su hermano. Lo acaricia constantemente:
--bueno, será duro. Nos esperan luego 40 días de postoperatorio a la espera de que no rechace la médula...
--¿eso puede pasar?
--Como poder puede...
Mario agarra las manos a su hermano:
--pero tenemos que ser fe... ¡¡mi hija se va a curar... y va a ser gracias a ti¡¡
Mario vuelve a abrazar a su hermano. De repente se pone triste.
--¿y a ti que te pasa?
El rostro de Mario se llena de lágrimas:
--es que yo te rechacé, pensé cosas feas de ti y tú harías vas a salvar la vida de mi niña que es lo más sagrado que tengo...
Jose le sonríe con timidez:
--no importa, sabes de pequeño siempre he admirado a tu padre...
Mario le sonríe con cariño:
--nuestro padre...
--Tenía en mi cuarto el cartel de cuando murió y siempre he seguido tu carrera... Soñaba con conocerte...
Mario lo mira con emoción:
--no sabía... ¿porqué nunca me dijiste?
--es que me enojé que tú dijeras cosas feas de mí...
Mario acaricia a su hermano:
--ya no pienses en eso... Me da tanta bronca conmigo...
--No, todo está bien... cuando yo te admiraba, cuando soñaba con conocerte jamás imaginé que el destino me tenía preparado algo tan grande ¡¡devolver la salud a tu hija¡¡
Jose habla con admiración, Mario le acaricia con cariño:
--estaré en deuda siempre contigo... Después de lo mal que te traté no te podría juzgar...
--Soy tu hermano... tú único hermano... Nadie mejor que yo para dar la médula a tu niña si los padres no pueden...
Jose siente una gran felicidad al ser acariciado por su hermano. El deseo ha quedado aparcado. Ya no es su amor platónico, es alguien por el que siente un gran cariño, alguien al que admira profundamente.
--pídeme lo que quiera... Todo lo que quieras a partir de ahora te lo daré.
--nada, seré feliz de ayudarte, no quiero nada ni que seas mi amigo... no te quiero forzar a que me conozca si no quieres... Si quieras no me volveré acercar a vosotros.

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